El Apostolado de la Oración (APOR) es para aquellos que están en búsqueda interior, para aquellos que reconocen su necesidad espiritual, para aquellos que quieren asociar su vida y su corazón a la vida y al Corazón de Cristo. A través de este camino espiritual, Jesús nos invita a trabajar con él, junto a muchos otros, en su proyecto de traer compasión a este mundo descorazonado. Él nos necesita, sabe que la vida de cada uno es útil a otros; desea contar con nosotros para colaborar con él en su misión.
El APOR es un espíritu, unas prácticas de ese espíritu y una asociación de los que quieren vivir y propagar ese espíritu. Este espíritu consiste en el ofrecimiento de sí mismo a Dios para cumplir su voluntad y colaborar así a la salvación de todo el mundo.
El Apostolado de la Oración es un camino hacia la santidad para el cristiano del tercer milenio, una herramienta espiritual para ayudarnos a santificar nuestro día a día. Es una Asociación de fieles y un servicio eclesial, no un Movimiento. Fundado en 1844, es una propuesta espiritual para ayudar a los hombres y mujeres de hoy a unir sus vidas al Corazón de Jesús y encontrar un nuevo sentido a todo lo que hacen
Es una espiritualidad del Corazón de Jesús, del Corazón que entrega la vida por amor a la humanidad, obediente a la voluntad del Padre. Buscamos hacer nuestros los sentimientos y las actitudes del Corazón de Jesús, colaborando con él en la construcción del Reino de Dios. El eje de nuestra espiritualidad es la oración de ofrecimiento diario de nuestra vida al Padre, en unión al sacrificio redentor de su Hijo por la humanidad.
Es una espiritualidad eucarística, pues el Corazón entregado de Jesús se hizo Eucaristía, donación completa de sí, para mostrarnos el infinito amor de Dios por la humanidad, para mostrarnos que el camino de vida auténtico es una vida de amor y servicio de los demás. Con nuestro Ofrecimiento nos unimos al ofrecimiento de Jesús que se renueva cada día.
Es una espiritualidad apostólica, misionera y eclesial, que nos invita a vivir radicalmente nuestra vocación bautismal. Nos propone una vida con Cristo, por Cristo y como Cristo, en comunión de oración y de vida con la oración y la misión de la Iglesia universal. Es un camino de santificación de la vida cotidiana. Nos enseña que todo lo que hacemos durante el día, por humilde y sencillo que sea, puede ser vivido en ofrenda al Padre, para bien de nuestros hermanos y hermanas. Somos invitados a rezar cada día por las intenciones de oración que mensualmente el Papa encomienda a todos los cristianos, una llamada General y la otra Misionera. Las podemos encontrar en las hojillas de intenciones que el Apostolado y la Parroquia de San Francisco facilitan mensualmente.
Historia del Apostolado de la Oración
El APOR surge en Francia, en 1844, en un grupo de estudiantes jesuitas, que en medio de la pesada tarea de estudiar la teología soñaban impacientes con ir a misionar a tierras lejanas. Una pregunta los inquietaba: ¿Cómo podrían ellos, en este tiempo de estudio, ser útiles al anuncio del Evangelio en las fronteras de la fe? Su guía espiritual, el P. Gautrelet, les enseñó a hacer esto mediante la oración. Les mostró que podían unir sus estudios y todo lo que hacían con el trabajo de esos lejanos misioneros. Ellos deberían ofrecer cada día al Padre, en unión al Corazón de Jesús, por la salvación del mundo. De este modo, su oración, sus obras, sus deseos, incluso sus sufrimientos y sus límites resultaban útiles a la misión. Aún sin salir de sus casas y sin ver los frutos, ellos apoyaban con su vida diaria la labor misionera de la Iglesia. Comprendieron que esta ofrenda sólo podía vivirse en íntima comunión con Cristo. Era una respuesta al amor de Cristo, una decisión de seguirlo en un profundo amor a Él y docilidad al Espíritu. Por lo tanto, la totalidad de sus vidas, hasta los más pequeños detalles, era ya una misión. Todo por Cristo, con Cristo y como Cristo sería su mejor contribución a la misión de toda la Iglesia. Esta idea y esta propuesta espiritual la llamaron Apostolado de la Oración, y no tardó en divulgarse y expandirse a muchos otros cristianos de Francia y del resto del mundo.
“Algo evidente se desprende de la historia del Apostolado de la Oración: su nacimiento y su origen están íntimamente ligados a la evangelización, al deseo misionero de un grupo de jóvenes jesuitas.
(PH Kolvenbach,sj, 1996)
La obra iniciada por el P. Gautrelet hubiera desaparecido pronto por falta de estructuras capaces de promoverla y sostenerla, si no hubiera venido en su ayuda el joven profesor de filosofía, P. Henri Ramière, S.J., que era uno de los estudiantes jesuitas del grupo inicial. Este era un hombre de gran capacidad intelectual, ferviente religioso, con talento de escritor y organizador, espíritu naturalmente combativo y de celo apostólico ardiente. Él fue el sucesor del Padre Gautrelet a la cabeza del AO durante 24 años. Al fallecer, en 1884, el número de centros del AO en el mundo entero excedía los 35.000, con más de 13 millones de socios. En la expansión del mensaje del AO tuvo una importancia decisiva el éxito del «Mensajero del Corazón de Jesús», revista oficial del AO en muchas naciones. Hoy día, animados por el AO, cerca de cuarenta millones de fieles católicos en todos los continentes rezan por las intenciones del Papa y hacen diariamente la ofrenda de sus vidas al Padre desde el Corazón de Cristo Jesús.